jueves, 9 de abril de 2015

LA PÉRDIDA DE IDENTIDAD: CON M DE MAMÁ

Hace ya casi 22 meses fui madre. 13 meses después, nos trasladamos casi 1000 km, cambiamos de casa, de ciudad y yo dejé de trabajar.
De repente, de la noche a la mañana estás en casa 24h, en una ciudad nueva, en la que no conoces a nadie y en la que, reconozcámoslo, con 32 años, cuesta hacer amigos nuevos. Así, que estás en casa, con tu hija N, las 24 horas. 
Primero estás como de vacaciones, te dedicas a montar la casa, a hacerte con el barrio, a buscar el Corte Inglés más cercano... Pero luego... Ay! Ay! Ayayayay! Va pasando el tiempo y ves que necesitas más y,  de repente, por primera vez en la vida, no sabes qué hacer ni a qué dedicarte. Te das cuenta de que te has convertido en mamá y que a parte de ser mamá de N no eres nada más. Y es duro. Es complicado darte cuenta de que ya no eres Patri, que te has convertido en mamá, pero MAMÁ con mayúsculas, que es maravilloso, lo mejor del mundo mundial, pero cuando ella está en la guardería o incluso cuando duerme necesitas ser también algo más. Ahora ¡hasta el #buenpadre me llama mamá! Perdí el nombre y perdí la identidad. 
Así que aquí empieza CON M DE MAMÁ, a ver si aquí logro encauzar esta etapa de sólo mamá. 

Invistiéndome madre